Muchas veces hemos escuchado sobre los beneficios de la práctica de Kendo en cada uno de sus estudiantes. Postura, cortesía, respiración, mejor estado físico, etc. Sin embargo, muchas veces hemos visto que los beneficios que proporciona la práctica de este tradicional arte marcial, solo son representados en el dojo, y no en la vida cotidiana de cada uno de sus practicantes.
Propósito del Kendo
En Japón, en el año 1975, se definió el propósito de la práctica de Kendo, a cargo de la Federación de Kendo de Todo el Japón (All Japan Kendo Federation). A continuación el texto oficial:
El Propósito de practicar Kendo es:
Moldear la mente y el cuerpo,
Cultivar un espíritu vigoroso,
Y mediante la práctica correcta y rigurosa,
Esforzarse para mejorar en el arte del Kendo.
Apreciar la cortesía humana y el honor,
Relacionarse mutuamente con sinceridad,
Y perseguir siempre el desarrollo de uno mismo.
Así uno será capaz de:
Amar a su país y a la sociedad,
Contribuir al desarrollo de la cultura,
Y promover la paz y la prosperidad entre todas las personas.
Al leer el propósito de la práctica del Kendo, lo primero que se cita es “Moldear la mente y el cuerpo”. Justamente aquí está la clave del Kendo. El mejoramiento personal tanto físico como mental.
A continuación, explica la forma de hacerlo: “Cultivar un espíritu vigoroso, y mediante la práctica correcta y rigurosa […]”.
Es decir, sembrar un espíritu, una mentalidad llena de vida, a través de la práctica correcta –aplicando los más altos y profundos conceptos del Kendo, como son la justicia, el coraje, la benevolencia, el respeto o cortesía, la honestidad, el honor y la lealtad (Bushido) – en cada uno de los entrenamientos, y por qué no en el día a día, de manera rigurosa, exigente, firme.
Todo esto para lograr crecer como un ser humano que sea capaz de contribuir a la sociedad en el “desarrollo de la cultura, y promover la paz y prosperidad entre todas las personas.”. Sin limitarse al solo propósito de la práctica en el dojo.
Kendo diario
Una vez visto el propósito de practicar Kendo, quiero llegar directamente al punto de este pequeño artículo.
Con tristeza, he podido constatar como muchos de los practicantes de Kendo, y en esto también me incluyo, hemos llevado una doble “vida” en cada día de nuestras vidas. Me refiero al hecho de tener una dualidad en nuestra forma de ser como seres humanos dentro y fuera del dojo.
Si bien en el dojo nuestro comportamiento es casi siempre impecable, y algunos son tomados como ejemplo para inspirar a los demás practicantes a dar lo mejor de sí, una vez fuera del dojo, volvemos a nuestra práctica cotidiana de irrespeto y falta de cortesía para con nuestros semejantes. La cortesía se resume a un mero acto de conveniencia, el respeto a otros se desvanece tras insultos en las altas horas de tráfico o en redes sociales, hacia otros que piensan diferente a nosotros, etc.
¿No es acaso una de las metas máximas del practicante de Kendo convertirse en un ser humano, no solo útil a la sociedad, sino en un ejemplo, un modelo a seguir de la sociedad?
Ayudar a nuestras sociedades, no solo se limita a la práctica de una técnica en el dojo, o a realizar 1000 suburi en nuestra casa. O a ganar el siguiente campeonato local, o vencer al oponente más difícil. Esa es la parte más sencilla del Kendo.
Lo más difícil es ceder el puesto a una persona mayor en el transporte público, aún cuando yo esté sentado y mi destino sea la última parada del recorrido. Permitir el ingreso de un automóvil al carril por el cuál estoy circulando. Devolver el dinero que se me ha entregado demás al hacer las compras en el supermercado. Decir buenos días cuando ingreso a un local, aún cuando nadie responda. Limpiar mi cuarto, y más aún, la casa, sin que nadie me lo pida. Abstenerse de decir insultos a otras personas, sencillamente porque no piensan igual que nosotros, o porque nos parece ridículo un comentario en Facebook. Denunciar una injusticia, aunque eso signifique arriesgar mi comodidad por temor a perderla. Ser honestos y decir la verdad a nuestros semejantes, aún cuando sea mi persona la que termine afectada, etc.
Creo que aquí yace la verdadera esencia de practicar Kendo, y a su vez, su más clara evidencia de que nos está cambiando como seres humanos. En los pequeños detalles cotidianos es en donde realmente evidenciamos si estamos siendo parte del propósito de la práctica de Kendo, o si solo estamos entrenando y entregando nuestro esfuerzo a quedar bien frente a nuestros sensei y compañeros de práctica. La diferencia entre ganar competencias y medallas para nuestro propio regocijo y egocentrismo vacío y endeble, y hacer una donación anónima a una organización benéfica de nuestro país.
Les invito, y me incluyo nuevamente, a poner atención a nuestro verdadero motivo de práctica de Kendo, y a ver si realmente nos ha cambiado. Si no ha sido así, nunca es tarde para cambiar nuestro propio ser, y convertirnos en verdaderos agentes de cambio y en un aporte a nuestras sociedades.
Ken Shin Kan Dojo
Escrito por: José Vargas
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